Me imagino que los tornados de tierra se arremolinaban y giraban alrededor de mi garganta. Recuerdo cómo se sienten las manos húmedas contra mi piel y me hace envolver mis brazos alrededor de mí, retrayéndome en mi propio caparazón seguro.
Cuando escucho el nombre de Tommy, veo que la obesidad se mete en una camiseta de los Dallas Cowboys. Huelo a colonia barata y veo dedos pecosos. Escucho los ruidos que haces cuando duermes y pruebo vodka y jugo de naranja en mi boca.
Cuando escucho el nombre de Tommy, imagino las muchas caras de seres queridos que me culparon de mi propio asalto. Veo un monstruo que sigue viviendo, criando un hijo y teniendo una familia.
El nombre de Tommy es incómodo. Tu nombre me atrapa en un mundo que no acepta mi voz revivida porque lo que tengo que decir los hace sentir incómodos.
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Cuando escucho el nombre de mi violador, siento una sensación de pertenencia que nunca pedí.
Veo la nueva fuente romana en un mensaje instantáneo que dice: “Si hubieras tomado mi mano, no habría pasado nada”.
Espero que algún día, cuando escuche el nombre de Tommy, huela a vainilla fresca y cálida. Veo campos de margaritas y me esfuerzo por los días que escucho vítores de victoria. Espero que algún día, cuando escuche el nombre de mi violador, disfrute de la gloria de saber que gané y él no.