- No tengo que tratar con un compañero que ronca.
- Durante mi tiempo libre en el trabajo, puedo ir a donde quiera en cualquier momento y hacer lo que quiera.
- No tengo que discutir cosas como: cuánto tiempo cocinar la pasta, dónde se debe colocar ese armario, qué debemos comer para la cena y si debo conseguir otro gato, sí o no.
- No tengo que lidiar con toda la polonesa de la familia política, amigos y colegas, que no son necesariamente personas con las que me habría elegido para pasar mi tiempo libre.
- No tengo que tolerar los sonidos de los programas deportivos en la televisión toda la noche, ni el montón de amigos que beben cerveza que vienen con ellos.
- Puedo decidir mudarme en cualquier momento, sin tener que considerar el trabajo de un compañero u otros accesorios.
- No necesito explicarme todo el tiempo, solo hago lo que hago.
- Puedo dejar mi desorden por ahí, sin molestar a nadie.
- Puedo gastar mi dinero como me gusta, sin necesidad de una explicación.
Definitivamente seré una solterona toda mi vida. A menos que, ya sabes, caballo blanco, violines, pétalos de rosa, etc. Nada supere un enamoramiento adecuado.