A mi modo de ver, la trascendencia y la iluminación son complementarias, pero no son lo mismo. Es decir que puedes trascender de regreso a la Fuente sin siquiera haberlo entendido completamente. La iluminación es comprensión. Pero esa comprensión tiene un límite. El ojo puede ver todo excepto a sí mismo. La mano puede agarrar todo excepto a sí mismo. El mismo tipo de límite se aplica a la comprensión iluminada. La Fuente no puede captarse a sí misma. Lo más cercano que puede llegar es ser él mismo, es decir, tratar de ser todo lo posible. Otra aproximación de la Iluminación total utilizada por la Fuente está tratando de no hacer nada. Este es el estado vacío. Aquí la Fuente puede experimentar lo que se niega a quedarse quieto, Tao, Tathagata.
El continuo entre ser Nada y ser Todo se divide en niveles o frecuencias si se quiere. Un nivel más arriba del Vacío resuena con Tao. En otro nivel está resonando con lo milagroso. En otro nivel, está resonando con eventos sincrónicos, estar enamorado, etc. La definición de que el ser iluminado es indiviso y completo es simplemente falso. Gautama Buddha reconoció esto, por eso dijo que existen preguntas sin respuesta. En la terminología de hoy nos referimos a ella como incertidumbre cuántica. Debido a esta incertidumbre, hay margen de maniobra, espacio para paradojas como que la luz es tanto una partícula como una onda. Espacio para que seas diferente de mí. Espacio para su resonancia, su Iluminación para ser diferente a la mía.