Todas las personas tienen un alma o espíritu de algún tipo. Es parte de nuestra conciencia, pero no existe dentro del cuerpo físico. Para la mayoría de las personas, ciertos aspectos del alma se reflejan en el amor, la empatía, nuestro sentido de la vergüenza, nuestro sentido del honor y nuestro sentido innato de lo correcto y lo incorrecto. Ciertos sueños e inspiraciones pueden ser de la sensibilidad del alma de un ser humano.
Por supuesto, es posible que una persona se vuelva tan insensible o condicionada como para oscurecer, nublar o debilitar el alma y que las personas se vuelvan completamente inconscientes de su existencia. Además, la conexión y el desarrollo del alma pueden verse afectados negativamente por el abuso del alcohol y ciertos compuestos que alteran la mente. Estos venenos pueden alterar la conexión entre el cerebro físico y el alma. Del mismo modo, el apego a las cosas del mundo de las cosas (posesiones materiales, orgullo, arrogancia, poder y autoridad) puede afectar negativamente y nublar la capacidad de acceder al alma. Esta es una de las razones por las que vemos el aumento de la incredulidad en esta era y la falta de sensibilidad a las realidades espirituales, especialmente en las ciudades y las economías desarrolladas. Si bien la oración y la meditación y la reflexión silenciosa son esenciales para el desarrollo del alma, al contrario de lo que uno podría esperar, los llamados fenómenos psíquicos, aunque raros, pueden ser un signo de perturbación emocional y pueden ser poco saludables para el desarrollo del alma precisamente porque implica intentar usar facultades prematuramente y no adecuadas para este mundo físico.