Al igual que con cualquier obsesión, la persona se enfoca tanto en lograr algo particular que generalmente se vuelve cada vez más difícil de lograr. Los experimentos científicos nos dicen que cuando las personas presionan demasiado, realmente obtienen la reacción opuesta que buscan.
El pianista que decide practicar solo una hora más, solo otra hora, en realidad tiene más problemas de manos y muñecas que aquellos que establecen horarios de práctica razonables y se adhieren a ellos. El cantante que acepta cada compromiso que se presenta en realidad pone su voz en peligro después de un punto porque no hay suficiente tiempo para descansar, la relajación muscular y el daño permanente.
En otros casos, la obsesión conduce a un comportamiento descuidado y a acciones arriesgadas. A veces, las empresas toman medidas que no tienen sentido o que son sospechosas o totalmente ilegales, todo en nombre de asegurar el acuerdo o el dólar extra. Inevitablemente termina mal.
La ciencia también nos dice que aquellos que no encuentran un equilibrio razonable entre descanso, actividad física, trabajo, relaciones y dieta son menos competitivos que aquellos que logran un equilibrio justo. Los estudios demuestran que cuanto más estudias, menos recuerdas. Cuanto más tiempo te concentres en una sola cosa, menos productivo te volverás. En realidad, se logran más y mejores resultados al limitar el tiempo dedicado y usar ese tiempo de manera eficiente y efectiva que la obsesión.
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