La diferencia es que el dharma, según Dios, son las reglas eternas del bien y el mal definidas por Él. Solo Dios puede definir lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal.
Lo que los humanos llaman religión y dharma, si no siguen el sanatana dharma establecido por Vishnnu, son muchas especulaciones.
Krishna dice:
Solo trata de aprender la verdad acercándote a un maestro espiritual. Pregúntale sumisamente y prestale servicio. Las almas autorrealizadas pueden impartirle conocimiento porque han visto la verdad.
- Para iluminarme, ¿tengo que abandonar mi ser consciente?
- ¿La meditación ayuda en la materialización?
- ¿Cuál es el aspecto espiritual del sistema de castas en la India?
- ¿Es cierto que el karma te devuelve el golpe?
- ¿Es posible, lógico, sensible y bíblico nacer sin espíritu / alma?
(Bg. 4.34)
Habiendo obtenido un conocimiento real de un alma autorrealizada, nunca volverás a caer en tal ilusión, porque con este conocimiento verás que todos los seres vivos son solo parte del Supremo o, en otras palabras, que son Míos. (Bg. 4.35)
Incluso si se te considera el más pecador de todos los pecadores, cuando estés situado en el barco del conocimiento trascendental podrás cruzar el océano de las miserias. (Bg. 4.36)
Como un fuego abrasador convierte la leña en cenizas, ¡oh, Arjuna !, así el fuego del conocimiento quema las cenizas todas las reacciones a las actividades materiales. (Bg. 4.37)
En este mundo, no hay nada tan sublime y puro como el conocimiento trascendental. Tal conocimiento es el fruto maduro de todo misticismo. Y alguien que se ha realizado en la práctica del servicio devocional disfruta de este conocimiento dentro de sí mismo a su debido tiempo. (Bg. 4.38)
Un hombre fiel que se dedica al conocimiento trascendental y que somete sus sentidos es elegible para lograr dicho conocimiento, y habiéndolo logrado, rápidamente alcanza la suprema paz espiritual. (Bg. 4.39)
Pero las personas ignorantes e infieles que dudan de las escrituras reveladas no alcanzan la conciencia de Dios; se caen Para el alma que duda no hay felicidad ni en este mundo ni en el próximo. (Bg. 4.40)