Respuesta corta: ¡sí!
Y aquí está el por qué:
Mis veinte años fueron marcados con dolor de espalda persistente, problemas posturales y toneladas de preguntas sin resolver en mi cabeza. La pista de baile era mi salida, me encantaba dejar ir, bailar hasta el amanecer … Pero los efectos positivos no duraron mucho y las preguntas seguían acumulándose en mi cabeza.
¿Cómo puedo calmar esta mente zumbante?
¿Puedo estar más a gusto con mi propio cuerpo?
Aquí es donde comenzó el yoga.
El dolor de espalda me llevó a mi primera clase de yoga. Al principio fue una lucha, experimentar las limitaciones corporales directamente y volver a conectarme con partes bloqueadas y deshabitadas de mí mismo. Sin embargo, todo este proceso fue hermoso. Por primera vez en mi vida me di cuenta de que la mente y el cuerpo están conectados e interrelacionados de muchas maneras. Llegar a conocerse sin ideas o imágenes preconcebidas y regresar al cuerpo tal como es, sin juicios ni expectativas, comenzó un proceso de transformación profunda. Una revolución silenciosa que cambió la forma en que me percibo a mí mismo, a los demás y al mundo que me rodea.
- ¿Un país como India, donde una gran parte de la población está desnutrida, necesita yoga?
- ¿Se equivoca el BJP al tratar de promover el yoga, ya que proviene de raíces hindúes?
- ¿Hay alguna conexión entre Sadhguru Jaggi Vasudev y Rishi Prabhakar?
- ¿El yoga no equivale a practicar el hinduismo?
- ¿Es el yoga y Surya Namaskar contra el Islam?
Catorce años después, este proceso aún continúa, ahora más dirigido hacia afuera. Mi práctica de yoga se entrelazó con toda mi vida. Se convirtió en una forma de vida.