El mejor camino hacia el éxito es aprender todo lo que pueda sobre un grupo de clientes en particular y construir un negocio en torno a lo que necesitan, basándose completamente en sus preferencias.
Para volverse “intelectualmente creativo” como usted dice, intente algo como esto. Elija tres tipos de clientes completamente no relacionados y defínalos con el mayor detalle posible. Deberías poder contarme tanto sobre ellos como podrías contarme sobre tu mejor amigo.
Tres ejemplos:
- Las personas que poseen muebles de patio.
- Las personas que han estado en Disneyland.
- Gente que le gusta David Bowie.
Categorías bastante amplias, ¿verdad? Pero comience allí (o haga su propia lista) y expanda la lista de detalles …
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Las personas que poseen muebles de patio y viven en un clima donde pueden usar su patio al aire libre durante todo el año. También son dueños de un perro y tienen hijos de secundaria. Ambos padres trabajan. Tienen una piscina y contratan a una empresa externa para que la limpie. Planean vivir en su casa actual durante al menos otros 10 años, etc.
Cuanto más sepa sobre un grupo de clientes en particular, más exactamente podrá formular hipótesis sobre lo que estas personas desean y lo que temen. Cuanto más preciso haya definido ese posible grupo de clientes, más precisamente podrá probar y refinar sus hipótesis para encontrar soluciones innovadoras a los problemas que tienen, o presentarles opciones para adquirir las cosas que desean, pero por alguna razón no conseguido todavía. Las buenas ideas de negocios generalmente giran en torno a ayudar a las personas a evitar una pérdida de algún tipo o ayudarlas a encontrar la gratificación más pronto o más fácilmente. Cuanto mejor conozca al “cliente”, mejor podrá construir una idea de negocio en torno a todo lo que prefiera.
Luego puede salir y encontrar personas reales que coincidan con el perfil que ha creado y ver si realmente quieren su producto o servicio y, lo que es más importante, averiguar lo que podrían estar dispuestos a pagar por él.