Los objetos no tienen espíritus pero absorben las vibraciones de tu pensamiento. Tenía una bolsa y una billetera que me dieron dinero la primera vez que los tomé. Entonces, cada vez que los cargaba, obtenía dinero o buenas noticias. Lentamente, comencé a hablar con la bolsa diciendo: “Oh, mi bolsa de la suerte y otras cosas supersticiosas”.
Pronto me di cuenta de que mis propios pensamientos creaban una vibra a mi alrededor y mi subconsciente se conectaba a la vibración cuando lo recogí.
He descubierto que si uso menos materia y recursos, las cosas a mi alrededor cooperan de una mejor manera. Esto me hizo sentir como si las cosas me obedecieran, por ejemplo, si levantara mi celular, mostraría la hora de sincronización como las 11.11 a.m. o encontraría un taxi tan pronto como saliera de una tienda como si me estuviera esperando.
Tales experiencias me han llevado a creer que hablar con objetos debería ser sobre enviar vibraciones positivas a cualquier cosa material, como tal vez decirle a un elevador que se atasca a menudo ‘oye, vamos, puedes hacerlo hoy’ o algo así.
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Por un lado, he experimentado que cuando hablo con mi cuerpo u órganos que están heridos o enfermos, se curan más rápido. Todo está en el poder de tus pensamientos.