Hay espíritu en cada forma de vida. De lo más simple a lo más complejo.
La primera chispa de espíritu probablemente comienza cuando ese esperma entra en un óvulo. Cuando la vida comienza como una sola célula u organismo. Sin embargo, a medida que el huevo se desarrolla en estados complejos cada vez mayores, también acumula más y más complejidad espiritual.
Incluso después de que uno nace, el espíritu interno continúa desarrollándose más. En última instancia, no es la cantidad de espíritu que contiene una forma de vida, sino el nivel de conciencia que el espíritu logra a medida que viaja a lo largo del camino de su vida. Además, puede haber especies en este planeta mucho más desarrolladas espiritualmente que los seres humanos. Solo que no pueden comunicar esta conciencia a nadie de nuestra especie o simplemente no les importa.
La mente tiene una capacidad finita para la retención del conocimiento, mientras que el espíritu tiene acceso a un potencial infinito. La dificultad está en lograr la conexión entre la conciencia infinita y las limitaciones de nuestra capacidad finita para almacenar y procesar el conocimiento.
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