Cuando estaba en la clase 10, un amigo mío me dijo que obtuviera algunos libros de nuestra biblioteca escolar.
El primero fue un libro de Osho, que hablaba sobre el éxtasis de la meditación. Rompió todos los puntos de vista puristas que tenía en ese momento y me hizo centrarme más hacia la autoconciencia.
El segundo fue un libro de Puttaparthi Sai Baba en el que habló sobre cómo la espiritualidad y la ciencia pueden caminar juntas de la mano. Desmintió todas las nociones preconcebidas que tenía de que la Ciencia está por encima de los aspectos espirituales y la religión. Este fue un libro que cambió la vida, ya que allanó el camino para el equilibrio.
Y el tercero era el alquimista. Me hizo darme cuenta de que cuando realmente quieres algo, todo el Universo actúa de manera orquestal para ayudarte.
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Desde entonces, he estado en meditación.
La meditación es cuando estás realmente presente en el momento, ni agobiado por los grilletes del pasado ni por la incomodidad de lo que te depara el futuro.
La meditación te enseña autocontrol y disciplina. Elimina todos los deseos que tienes en tu corazón.
Ahora viene la cuestión de la ambición. ¿Te hace sentir tan libre de preocupaciones que ni siquiera tienes entusiasmo por el trabajo?
Sería fácil para mí decir que sí, porque cuando te gusta demasiado, este mundo parece un mito, una mera ilusión, falso. Pero de nuevo, lo que importa es cómo lo haces. Si uno usa la meditación como una herramienta para evitar la oscuridad de la ignorancia y la ira, aprovecha el poder de hacer algo útil, como la pintura, la música o las matemáticas, entonces crea pasión. Esta pasión puede ser dirigida hacia las metas de uno, trabajando como una punta de lanza, tratando de entrar en un futuro incierto con la fuerza de la autoconciencia y el conocimiento.
La meditación se puede utilizar para orientar un objetivo, como cuando estudias después de una hora de meditación, tu enfoque estará muy alto. El proceso de pensamiento será claro como el agua. El acto de meditación antes del trabajo, por ejemplo, escribir ese importante código que te dejó perplejo durante días, relaja tu mente por completo y te permite profundizar en ti mismo. Esto permite que esa pregunta descanse, y podría llegar a una respuesta, una solución que fue lo suficientemente simple como para intentarlo nuevamente con un mejor enfoque.
La meditación puede manipular la ambición; si meditas bien, puede hacer maravillas.