Entonces, cuando haces una pregunta Zen, es probable que obtengas una historia Zen. 🙂
Este estudiante está sentado meditando, y uno de esos molestos Maestros viene y dice: “¿Por qué estás meditando?”. Y el estudiante dice “Para que pueda convertirme en un Buda iluminado” (o para el caso “Para salvar seres conscientes”, o realmente cualquier tipo de declaración aspiracional).
El maestro asiente, toma una baldosa y comienza a pulirla con una esquina de su túnica.
El estudiante (quizás sintiendo que está en una historia) dice: “¿Por qué estás puliendo esa baldosa, Maestro?”.
- ¿Qué has experimentado a través del Zen?
- ¿Alguna vez has sentido que tu alma se separa de tu cuerpo mientras haces meditación?
- Cómo meditar por la paz y la iluminación divina.
- ¿Por qué las lágrimas ruedan por mis mejillas durante la meditación?
- ¿Alguien ha meditado en el Himalaya y cómo fue su experiencia?
El maestro dice: “Para convertirlo en un espejo”.
El estudiante dice: “Pero Maestro, ninguna cantidad de pulido lo hará, oh, lo entiendo, muy divertido, muy divertido”, y vuelve a meditar.
O, alternativamente, ¿cuánto sabemos realmente acerca de por qué hacemos algo?
Medito porque parece algo genial de hacer. Porque es la práctica de los antepasados de Buda. Porque mucha gente realmente interesante medita. Porque cuando era pequeño, tenía estos momentos en los que perdía la noción de cuál era el mundo y quién era yo (“Simplemente no veo cómo soy yo”, lo resumí), y la meditación es lo mejor la forma en que he encontrado para volver a ese sentimiento de nuevo.
También para salvar seres conscientes.
Y para hacer un espejo con esta baldosa. 🙂